Victoria para «Sí»

Las dos fuerzas separatistas han ganado con mayoría absoluta en la Generalitat.

Junts pel Sí (JxS), la coalición que fue formada para estas elecciones, y la Candidatura d’Unitat Popular (CUP) han ganado con mayoría absoluta en la asamblea regional, asegurando el derecho de negociar la separación de España.

Sin embargo, los oponentes de la independencia han decido que su posición no tiene legitimidad puesto que no han ganado por mayoría de votos.

JxS tiene 62 diputados, seis menos que la mayoría de 68, pero intentará formar un gobierno «transitorio» con CUP, quien triplicó su número de diputados y ya tiene 10. Uno de los obstáculos más grandes será la propuesta de JxS de continuar con Artur Mas como presidente, a lo que CUP se ha opuesto consistentemente debido a alegaciones de corrupción (entre muchas otra razones).

Para los oponentes de la independencia el hecho es que las fuerzas separatistas sólo obtuvieron un 47,7% del voto popular, por lo que creen que la independencia ya es un asunto del pasado (a pesar de que ellos sólo consiguieron un 41,6% del voto popular y 52 diputados). Parece que los demás sí están a favor de un referéndum legal, así que es imposible atribuir sus votos a cualquiera de las dos opiniones sobre la independencia.

Ciutadans, que ya es el segundo partido de la Generalitat después de aumentar su número de diputados de 9 a 25, se opone a la independencia. Su candidata a la presidencia, Inés Arrimadas, dijo ayer que la pregunta había sido resuelta, que la mayoría se opone a la independencia y que se deberían realizar unas nuevas elecciones en las que todos los partidos se centraran en hacer campaña por lo que harían para Catalunya, dejando de lado la independencia.

No obstante, tal acción traicionaría a la mayoría, ya que la mayoría no está satisfecha con la relación actual mantenida con el estado español, y JxS y CUP tienen la mayoría necesaria para presionar por la independencia o al menos negociar un mejor trato con el gobierno español después de las elecciones en diciembre, cuando el futuro de Cataluña será una gran tema.

Las elecciones de ayer no son el final de la historia de la independencia; sólo una pausa en el capítulo actual. La historia no terminará hasta que Cataluña obtenga la independencia y, hasta entonces, todavía hay tiempo de que alguna otra página se escriba…

Incompetencia de la UE

La Unión Europea ha catalogado la grave intervención en las elecciones catalanas como un «error humano», pero promete investigarlo.

La Unión Europea ha dicho que un «error humano» fue el culpable de la adición de un nuevo párrafo a la respuesta oficial de una pregunta sobre las elecciones catalanas.

Este domingo los catalanes votarán a sus diputados a la Generalitat en unas elecciones que su presidente y grupos de la sociedad civil han llamado ‘plebiscito sobre la independencia’.

Políticos y otros personajes independentistas, incluido el ex entrenador del FC Barcelona, Pep Guardiola, se han unido como candidatos para la coalición llamada Junts pel Sí, después del bloqueo de un referéndum legal por parte del gobierno español. Si ganara las elecciones, Junts pel Sí ha prometido publicar una declaración unilateral de independencia en 18 meses.

El gobierno ha rechazado reconocer estas elecciones como un plebiscito, aunque el Partido Popular de Cataluña, y varios miembros del gobierno, que incluye a su presidente, Mariano Rajoy, han estado haciendo una fuerte campaña sobre las ventajas de una España unida.

Uno de los diputados al Parlamento Europeo, Santiago Fisas Ayxelà del Partido Popular, preguntó al Presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, sobre la independencia:

¿Reconocería la Comisión esta declaración unilateral de independencia o respetaría la integridad territorial de España y la competencia del Estado español para gestionar sus asuntos internos y funciones esenciales como Estado?

Como la mayoría de preguntas políticas, fue muy malintencionada. La UE, en teoría, se compromete a no involucrase en los asuntos interiores de los estados miembros, a menos que tales asuntos afecten directamente a la UE. Durante la campaña del referéndum escocés, la UE solo hizo referencia a su afiliación la organización como país independiente.

La respuesta oficial del Presidente Juncker, dada en inglés, fue estándar:

No le corresponde a la Comisión manifestar su opinión sobre cuestiones de organización interna relacionadas con las disposiciones constitucionales de un Estado miembro en particular.

Sin embargo, la traducción al español tuvo un párrafo adicional, el cual representa una grave intervención:

La Comisión recuerda en este contexto que, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 4, apartado 2, del TUE, la Unión debe respetar la «identidad nacional [de los Estados miembros], inherente a las estructuras fundamentales políticas y constitucionales de éstos, también en lo referente a la autonomía local y regional. Respetará las funciones esenciales del Estado, especialmente las que tienen por objeto garantizar su integridad territorial». La determinación del territorio de un Estado miembro está únicamente establecida por el Derecho constitucional nacional, y no por una decisión de un Parlamento autonómico contraria a la constitución de dicho Estado.

Ese párrafo fue aprovechado por el Partido Popular y los otros partidos no independentistas, pero la UE insiste que no es su postura oficial; que la única respuesta oficial fue la inglesa. Ha dicho que tal «error humano» es debido a la cantidad de empleados que tiene (35.000). Sin embargo, tal excusa no es aceptable.

Oficial o no, la respuesta del Presidente Junker ha sido manipulada y es algo que muchos catalanes van a tener en cuenta antes de estas decisivas elecciones.

Además del futuro de Cataluña y España, lo que ahora también está en juego es la integridad de la UE. Una organización que asegura representar a más de 500.000.000 personas no puede descartar una manipulación tan grande por ser un «error humano», ¿sino quién confiará en la misma organización en el futuro?

La UE tiene que investigar cómo tuvo lugar esta manipulación y actualizar la respuesta oficial o bien anunciar en público que no es la opinión de la Comisión. La confianza en el proyecto europeo, para los que aún confian en él, está en peligro.